La Conspiración del Amor by Jude Deveraux

La Conspiración del Amor by Jude Deveraux

autor:Jude Deveraux [Deveraux, Jude]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2004-04-01T00:00:00+00:00


11

—Realmente, usted es el hombre más malvado del mundo —afirmó Amy, riendo. Estaban en el coche estropeado de Jason y se dirigían a la casa vieja y ruinosa que llamaban hogar—. No puedo creer que haya conseguido una pareja y entradas para un baile como ese y con tan poca anticipación. ¡Y qué pareja! Aunque no me parece que ella le tenga mucha simpatía.

—¿Parker? Quiero decir, ¿la señorita Parker? Ella me tiene mucho afecto. Y conseguí compañera porque soy un tipo muy bien parecido, por si no se ha dado cuenta.

—Mmmm. Bueno, es bastante pasable cuando no está enfurruñado. Así que cuéntemelo todo.

—Mi pelo es natural, los dientes son todos míos…

—No, tonto —dijo ella, riendo todavía más—. Cuénteme lo de la señorita Parker. ¿Qué le dijo usted para hacerla reír tanto?

—¿Para hacerla reír? No recuerdo que se haya reído —dijo Jason, muy serio.

—Es un poco solemne, ¿no? Pero bailaron juntos y ella se rio. La oí. La vi y fue una verdadera carcajada.

En el rostro de Jason se dibujó un asomo de sonrisa.

—¿Está celosa?

—Por Dios, si no me lo dice, yo…

—¿Usted hará qué?

—Le diré a Charles que deje de enviarnos comida y yo cocinaré para usted.

—Qué mujer tan despiadada. Está bien, se lo diré, pero lo único que hice fue preguntarle si era una de esas mujeres que se enamoran de su jefe. —Cuando Amy lo miró, desconcertada, él continuó—: Ya sabe que algunas mujeres se acuestan con su jefe apuesto, rico y poderoso, así que nunca se casan ni tienen una familia propia.

—Lo he visto en las películas, pero nunca en la vida real —aseguró Amy—. Pero, no entiendo. ¿Quién es el dueño de El Paraíso de los Bebés?

—Un tipo que conozco.

—Ah, entiendo.

—¿Qué es lo que entiende?

—Que no me lo dirá. ¿Su jefe es muy buen mozo?

—Hace que Mel Gibson parezca un adefesio.

—Lo dudo mucho. Pero, sea como fuere, ¿la sola idea de enamorarse de su jefe le resultó cómica a la señorita Parker?

Jason frunció el entrecejo.

—De hecho, sí.

—¿Y por qué le molesta eso?

—¿Quién dijo que me molesta?

Amy levantó las manos en gesto de impotencia.

—No sé por qué pensé que le molestaba. Pero, bueno, quizá solo porque, cuando ella se echó a reír y se alejó de la pista de baile, usted se quedó allí como dos minutos mirando con furia su espalda. Confieso que tuve miedo de que a la pobre se le incendiara el pelo.

—¡Y así debería haber sucedido! —Saltó Jason—. Su jefe ha sido muy bueno con ella. Le pagó bien durante años.

—Ah.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Nada. Solo que el dinero no es sustituto de los sentimientos personales.

—A lo mejor a él no le interesaban los sentimientos personales. ¡Solo quería tener una auxiliar competente!

—¿Por qué se enoja tanto? ¿Cuánto tiempo hacía que ella trabajaba para él?

—Varios años. Y ¿por qué habla en pasado? Por lo que sé, sigue trabajando para él.

—Pues bien, no será por mucho tiempo.

—¿Qué quiere decir eso?, —preguntó él al doblar el sendero de entrada y estacionar el vehículo al lado del Oldsmobile de Mildred.



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